Renovables y eficiencia, las armas contra el CO2

La industria es, junto al transporte, el sector que más emisiones de CO2 genera, y el que más esfuerzos ha tenido que hacer para rebajar su ominosa contribución al cambio climático.

Empresas siderúrgicas, acerías, cementeras, refinerías y centrales térmicas de generación eléctrica, entre otras, son las causantes de entre el 40% y el 50% de todas las emisiones.

Pero ha habido muchos avances en la lucha contra el cambio climático durante la última década, gracias al tirón de las renovables, a los planes de eficiencia y ahorro energético y a los avances en los sistemas de captura de CO2.

Según el último informe de Deloitte elaborado para la patronal APPA, la producción de energía verde evitó, en el periodo 2005-2010, la emisión de 145 millones de toneladas de CO2, con un ahorro de 2.483 millones. Eso sí, esto tuvo un alto coste. El gasto en primas a la eólica, solar térmica, fotovoltaica y biomasa superó en 2010 los 6.000 millones.

Las eléctricas tradicionales, también activas en renovables, se han esforzado por reducir sus emisiones. Desde 2005, la compañía de Endesa luz y gas, recortó en 13 millones de toneladas de CO2 las emisiones de sus instalaciones, además de invertir más de 1.300 millones hasta 2010 en planes de eficiencia.

Iberdrola, la más renovable de todas ellas (el 58% de su producción no es contaminante), pero muy activa también en generación tradicional, redujo un 3,2% sus emisiones durante 2011. Gas Natural se ha fijado un exigente plan hasta 2014 para reducir un 15% sus emisiones.

Pese a todo, aún queda mucho por hacer y las organizaciones ecologistas siguen criticando que los esfuerzos de la industria son insuficientes y que la dependencia energética de España sobre el gas y el petróleo, muy contaminantes, sigue siendo superior al 70%.

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