Elsa Pataki, Bono y la modelo.

Últimamente me ha dado por pensar en la lactancia materna. Yo crié a mis hijos con Pelargón, que entonces ya no se llamaba Pelargón sino otros nombres más modernos. La lactancia artificial y las guarderías fueron buenas aliadas en las prisas por la emancipación de la mujer. Así criamos a una generación. Tal vez no era la mejor forma de criar, pero era la nuestra y le debemos agradecimiento. El tiempo pasó, las portadoras del virus del 68 fuimos casi proscritas, se impuso la ley del péndulo y volvió la lactancia materna. Las campañas promovidas por la OMS dieron sus frutos en los años 90. Recuerdo a Neus, que era de la lliga de la llet (liga de la leche) y participaba en quedadas multitudinarias donde las mujeres amamantaban a sus criaturas. Un día, la madre de Neus vio a su hija en el telediario, con la teta fuera, y tuvo que pedir el frasco de las sales. No discuto las ventajas de la lactancia materna, pero conozco a demasiadas doctoras y enfermeras que llevan esa doctrina a extremos talibanes. La virtud siempre es aritmética. Ni tanto, ni tan calvo.


LUNES. Leo en XL semanal una entrevista a Elsa Pataky que me deja ojiplática: «estoy cansada de ser una niña mona, quiero hacer un papel de fea». Ahora resulta que Elsa pretende ser famosa por su talento. Sus palabras son libres, pero hay en ellas una contradicción hilarante. Si no le gusta ser mona, no haberse operado tantas veces. Pataky es uno de los ejemplares de quirófano más bellos que he conocido. Felicito a los cirujanos por el exquisito trabajo que han hecho en su rostro. Un día leí que el secreto de esta mujer estaba en la luz que emanaba. Es como si se hubiera tragado una bombilla de cien vatios, decía. Cuestión genética, supongo. La medicina estética, que yo sepa, todavía no ha descubierto las inyecciones de electromagnetismo.


MARTES. Sesión de música. Mientras habla Bono en el Congreso de los Diputados, me dedico a los narcocorridos. Según puedo comprobar después, el ya ex presidente de la Cámara ha estado institucional, enfático, suavón. Y creído. Detesto a los hombres vanidosos y por tanto, detesto a Bono. Él no se cree cualquier cosa. Directamente se cree sandios. Por la noche voy al encuentro de Geles Hornedo y José Manuel de la Puente, que llega de Guatemala y me trae noticias frescas. Hablamos de corridos y narcocorridos, de la situación del país, del continuo goteo de crímenes y del Estado fallido en que se ha convertido.


MIÉRCOLES. La modelo Eugenia Silva enseña su casa extremeña en AD. Hace poco, en otra revista (que a lo mejor era la misma) enseñaba su casa de Formentera. Las top model se forran y tienen muchas casas que decorar. Esta vez los beneficiados han sido José María Silva (el hermano arquitecto, autor del proyecto que nos ocupa); Luis Galliusi, interiorista (antes decorador), y una paisajista llamada Ana Martínez Pereira, que ha puesto un olivo y un ciprés en el paisaje. La encina se ve a través de una ventana y pertenece al campo. Es el símbolo de la denominación de origen.


JUEVES. Noticias de Montse S. desde Tánger. Buenas noticias. Este año no ha habido inundaciones. La casa sigue en pie, la Kasbah también. Me manda recuerdos de Bachir, el personaje principal de nuestra galería de extraviados. Mitad homeless, mitad poeta, Bachir hace ramadán por amor a la harira. Él y Montse se entienden como dos colegas. Les une la calle y cierta vocación de desarraigo. Entre Montse y yo, oficialmente yo soy la zumbada, pero ella ha ido hoy a visitar a un amigo al psiquiátrico de Beni Makada y alguien le ha invitado a quedarse.

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