Escribiendo crímenes

Sebastián no ve una niña, un perro, un parque. Sebastián no ve botar una pelota. No ve a nadie correr. A nadie saltar. No ve una gris tarde de marzo en un parque de Getafe. 
Sebastián lo único que ve es, sencillamente, a un perro «que se iba a comer a su hija, a devorarla». 

Sucedió en un momento, un segundo. Minutos después, ni siquiera una hora más tarde, Sebastián estaba en el Hospital de Getafe, con dos puñaladas que a punto estuvieron de llevarle al otro barrio, según un informe de los peritos.

Pero para contarlo bien hay que situarse en ese parque getafense, el de Castilla La Mancha, cerca de la Avenida Juan de Borbón, el 2 de marzo de 2017, con decenas de familias de ecuatorianos, dominicanos, peruanos y su clásico jolgorio de los fines de semana. 

Sebastián Gil, su mujer y su hija de cuatro años se disponen a pasear por el lugar cuando el hombre pega un respingo. Una pelota que va botando es el señuelo. Cruza por delante de la niña, que va caminando un metro por delante de sus padres. Detrás aparece como una centella el perro, que roza a la cría y destroza la pelota entre sus fauces. 

El padre agarra a la niña entre sus brazos, suelta dos improperios, observa al perro nervioso y se da la vuelta buscando un responsable. Y encuentra a una chica de 18 años que camina tranquila hacia el chucho. Sebastián gira sobre sí y el pitbull está a metro y medio, mordiendo nervioso la pelota. El hombre engatilla la pierna derecha como quien le va a arrear un patadón y es entonces cuando la chica grita: «¡Eh! ¡Oye!». 

El padre se da la vuelta. Comienza el intercambio verbal. Sebastián pierde un poco los estribos. Grita más de lo debido y no se da cuenta de que a pocos metros hay un chaval de 19 años que llega blandiendo un casco de moto. La chica se llama Sandra. El chaval, Jonatan. 

Jonatan hace su entrada en la trifulca aportando un breve «deja en paz a mi novia» y, más en concreto, arreándole a Sebastián con el casco en la cabeza, delante de su hija y de su paralizada mujer. 
Sebastián cae al suelo, entre dolorido y desorientado. Varios de los latinoamericanos de los alrededores se acercan al calor de la bronca. 

Sebastián insulta a sus agresores, se revuelve, se cabrea. La pareja grita. Sebastián y Jonatan forcejean. El gentío grita y hasta el pitbull, a su manera, interviene, ladrando nervioso. Es entonces cuando Sandra saca de un bolsillo del pantalón un cuchillo de 16 centímetros de longitud. 

La primera puñalada la recibe el hombre en la zona lumbar, por la espalda. La segunda va directa al abdomen. Sebastián comienza a sangrar al momento y la pareja se da a la fuga no sin que antes Jonatan golpee varias veces más al herido. 

Como si de una película yanqui de sobremesa se tratara, aparece de golpe un coche de Policía y se desdobla otra vertiente del suceso: a los agentes los había llamado alguien antes de la agresión, alguien a quien el perro había asustado antes que a Sebastián, a mujer y su hija. 

En su huida, Sandra se deshace de su navaja en unos setos cercanos, donde luego la hallará la Policía. Sebastián es trasladado al Hospital, y allí se le hace un parte de lesiones: herida en el recto anterior derecho del abdomen, herida en la región lumbar derecha que llega al peritoneo, contusión en la cabeza. Los agentes detienen poco después a Sandra, y se incautan de otro de sus juguetes: una navaja mariposa de nueve centímetros de hoja. 

Ahora, tras escuchar a la acusación, habla la defensa, el reverso de la historia. 
El perro no es de Sandra ni de Jonatan, sino de un amigo. 

Sebastián no le amenaza, sino que le pega una patada cuando pasaba a su lado y, cuando Sandra se acerca para afeárselo no discute con la chica, sino que la zarandea. 
Jonatan le arrea con el casco, sí, pero Sebastián también se defiende a golpes: hubo agresión por ambas partes. Hubo, como quien dice, el común acuerdo de pelear. 

Además, en todo caso, lo que se produjo después no fue una paliza a un padre de familia desarmado, sino una pelea multitudinaria porque, señoría, no tiene nada que ver, pero Sebastián es latinoamericano y varios de los latinos presentes en el parque se enfrentan a la pareja de jóvenes españoles y les golpean -aquí la acusación hará aflorar que Jonatan y Sandra son jóvenes protoconflictivos, sin estudios, sin oficio, sin beneficio-. 

Pero una cosa más: la navaja con la que supuestamente Sandra pinchó a Sebastián sólo tiene restos de ADN de ella. Ella la sacó en la pelea, pero sólo se hizo daño a sí misma. Es decir, señoría, con esa navaja no se pinchó a Sebastián. 

Ah, y hay algo más: un perito dice que las puñaladas podrían haber sido mortales. Otro lo niega. 
¿Conclusión? Esta semana en la Audiencia Provincial de Madrid. 

Entretanto, por la cuenta que le trae, no se acerque demasiado a ese pitbull que se va a cruzar hoy, mañana o pasado mañana en el parque.

Comentarios

  1. nico2807705 mayo, 2012

    Peroo...¿porque tiene asi la cara?y...si es por el perro...en la historia no menciona que lo mordiese!

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  2. Y Q PASO CON LA FOTO DONDE EN LA HISTORIA HABLA DE Q EL PERRO LO MORDIO ES UNA MALA FAMA Q LE ESTAN ASIENDO ALOS PERROS PITBULL YO TENGO UNO Y LES COMENTO LOS PERROS SON TRANQUILOS CUANDO LES DAS BUEN AFECTO Y SIN ENSEÑARLES A ATACAR A NADIE ALUCINEN Q DUERME CON UN GATO

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  3. GENTE COMO USTEDES SOLO DAN LA MALA FAMA A LOS PITBULLS Y PARA LA GENTE KE NO SABE ES MAS PELIGROSO UN LABRADOR QUE UN PITBULL SOLO POR EL TEMPERAMENTO KE PADECE EL LABRADOR

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  4. tiene así la cara para hacer pensar que el perro le mordió!!? da vergüenza la gente como tu que escríbe estupideces. el perro no hizo absolutamente nada,es obvio que se pusiera nervioso el pobre animal en un momento de tensión, cualquier perro o cualquier otro animal lo haría,pero eso no quiere decir que atacara a nadie. es más,según explicas hubo una pelea y el perro jamás atacó. es penoso,que con esa foto y con esa historia quieras hacer creer que el pitbul es un animal agresivo. primero,informate y así sabrás que este perro tiene una mala reputación, producto de dueños irresponsables que se aprovechan de la extrema lealtad del perro, con el fin de hacerlos pelear y hacerlos agresivos con la gente y otros perros.

    No existen razas peligrosas, si dueños peligrosos e irresponsables.

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  5. y dedicate a otra cosa.. escribir está claro que no es lo tuyo. Vergüenza la gente como tu!

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  6. Que tal con este zopenco de Mephisto!!,mira pedazito de escritor de cuarta,mejor dedicate a tejer chambritas("pero a tus amiguitos") antes de contribuir con la mala fama que ya tiene esta raza de perro.pareciera que tu craneo no contiene lo que realmente debería estar ahí....que tengas éxito,"en el año 3025"!!jajaja..

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  7. EN TODA LA HISTORIA JAMAS SE MENCIONA QUE EL PIT BULL ATACO A NADIE SOLO SE PARALIZO SIN SOLTAR SU PELOTA, ANTES DE HABLAR DE UNA RAZA TAN HONORABLE DEBERIAS HACERTE UN AUTO EXAMEN, UN CONSEJO NO ES LA RAZA ES LA CRIANZA QUE SE LE DA Y DEBERIAS COMO MINIMO ESTUDIARTE LA HISTORIA DE ESTA RAZA TAN BELLA, DAS PENA Y VERGUENZA SINCERAMENTE ERES UN SER IGNORANTE QUE NO SABES LO QUE DICES.

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