Ayudar no es suficiente

El pasado 13 de enero Miguel Ángel Recio fue designado director general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), la división del Ministerio de Cultura dedicada a teatro, danza y música. Recio, antiguo director gerente del Museo Thyssen-Bornemisza, llegó al INAEM en una situación económica complicada, pero también con la experiencia de haber combinado la esfera pública y la privada en el desarrollo de su actividad. Que es precisamente uno de los aspectos claves en esta nueva etapa para la gestión cultural. 

«He entrado con mucha ilusión, porque significa trabajar en apoyo a la cultura, algo que llevo haciendo desde hace muchos años», apunta Recio en su primera entrevista tras acceder al cargo.

Un reto para el que dice sentirse preparado. «Lo que sí es bastante novedoso, no sólo para nosotros sino para todo el mundo, es el contexto económico. Es un año de recortes en los presupuestos, que sin embargo creo que nos van a permitir seguir haciendo muchas cosas». 

«Aparte», prosigue el responsable del INAEM, «no solamente se trata de trabajar con presupuestos y con dinero, sino también con ideas». Y pone como ejemplos de gestión aprendidos en su etapa anterior el patrocinio y la corresponsabilidad con otras instituciones. 

«En lo que se refiere a nuestras propias unidades», especifica Recio, « tenemos que seguir apostando por la excelencia. Eso nos lo permite tanto el equipo humano como los presupuestos. En cuanto al sector del teatro, necesitamos introducir fórmulas nuevas. Desde el primer momento, el ministro Wert ha subrayado que tenemos que ir olvidando la cultura la subvención». 

Para el director general, se podría «hablar de otras fórmulas como coproducciones y gestión combinada de lugares públicos». En ese sentido, apunta que «hay que dar impulso a las grandes infraestructuras que ya tiene este país. En el ámbito municipal contamos con muchos teatros, pero no todos tienen dinero para programar». 

Ese entorno municipal, tan problemático en los últimos tiempos por cuestiones como la morosidad, ha sido estimulado desde el INAEM, como apunta Recio.

«Lo hemos hecho a través de esta iniciativa para que las deudas asumidas con el mundo de la cultura sean incluidas dentro del programa de adelanto de pago a proveedores. Entendíamos que era una interpretación lógica y así lo ha asumido el Ministerio de Economía y Hacienda. Esto ya nos satisface, porque nuestro trabajo no es sólo dar subvenciones, sino apoyar a la cultura en todos los frentes». 

Esta iniciativa permite «poner el contador a cero, que no existan unas deudas de los ayuntamientos que nos hagan desconfiar de sus programaciones», según Recio. «Esperamos que a partir de ahora la situación sea de mutua confianza». 

Recio incide en otro aspecto: «No podemos centrar en la cuestión económica todo el mundo creativo. Eso sería una excusa inadecuada. Y es que no sólo hay una creatividad enorme, sino que contamos también con el respaldo del público. El año pasado, pese a la crisis, 16 millones de personas acudieron a los teatros españoles». 
Un panorama de espacios teatrales donde hay lugar para todos, públicos y privados: «Hay papeles que el Estado tiene claramente asumidos por asignación de competencias de la Constitución. Además hay sectores y ámbitos en los que si no estuviera el Estado la creación no podría llevarse a cabo con los niveles requeridos. Esto no quiere decir que los particulares no lo sepan hacer bien». 

Y pone Recio un ejemplo. «Ahora», explica, «nos es muy fácil debatir sobre si Agosto debió ser una obra representada en los circuitos privados, debido al éxito de público. Pero en su momento quien apoyó el proyecto fue la Administración. Esta tiene que garantizar que surjan propuestas nuevas o arriesgadas, y si en algún momento éstas son comercialmente viables, cederlas porque se han creado desde un acuerdo de coproducción o de colaboración».

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