Leonardo di Caprio sigue en auge

Bienvenido al club: Leonardo DiCaprio, con un contrato de 21 millones de dólares como cabeza de cartel de American Psycho, acaba de hacer la entrada más fulgurante en la élite de las superestrellas, compuesta por una docena escasa de actores con un cachet estimado en no menos de 3.000 millones de pesetas.

Leonardo es, hoy por hoy, el actor más en alza, según el analista James Ulmer, un experto al que constantemente recurren los grandes estudios para revisar la cotización de las estrellas. El Rey del mundo -como se titula su más reciente biografía publicada en EEUU- ha sabido aprovecharse de las prolongadas ausencias de la escena de Tom Cruise y Tom Hanks, líderes indiscutibles hasta la botadura del Titanic.

La buena cosecha en taquilla de El hombre de la máscara de Hierro y la decisión de rodar a las órdenes de Woody Allen, aun cobrando una cifra simbólica, le han abierto las puertas de los 20 millones de dólares.

La oferta récord le ha llegado de una productora canadiense, Lions Gate, que baraja el nombre de Oliver Stone entre otros dos posibles directores de American Psycho. Leonardo aún no ha estampado su firma, pero todo parece indicar que su entrada en el club de los 20 es inminente.

«Para permanecer en la elite hay que cuidar extremadamente los pasos y buscar el equilibrio ideal», sugiere Ulmer. «La sobreexposición y el encasillamiento son perniciososos, y eso es lo que les ha pasado a Stalone y Schwarzenegger. La mejor arma que tiene en sus manos Leonardo es su versatilidad».

El club de los 20 está saturado de héroes de acción, y al menos dos de ellos comienzan a sufrir los achaques de las canas: Harrison Ford y Bruce Willis.

A Willis, por obra y gracia del marketing, se le han juntado separación matrimonial y una eterna reactivación estelar, esta vez a la caza y captura de un asteroide asesino. Su rostro ha copado últimamente todas las revistas, sea por su ruptura con Demi Moore, sea como protagonista de Armageddon (anunciada como el bombazo anticipado del verano).

«A pesar de sus vaivenes, Willis sigue siendo un gancho insustituible en las películas de acción», sostiene el experto, James Ulmer. «Los fracasos de El Chacal o Mercury Rising han hecho mella en su reputación, pero su nombre es de los pocos capaces de catapultar una película por encima del listón de los 200 millones de dólares».

Harrison Ford, otro que renquea. Tras tocar techo con Air Force One, su último thriller (Six days, seven nights) se ha desvanecido con las primeras tormentas veraniegas.

¿Algún consejo para Indiana Jones? «Que cambie de tercio, que se deje de explosiones por un tiempo y vuelva a hacer alguna película seria, de esas que alimentan el ego del actor».

Mel Gibson es otro veterano del club que pasa por horas inciertas. Tras la recompensa artística del Oscar por Braveheart, ninguno de sus dos últimos papeles de intriga (Rescate y Conspiración) se ha traducido en bombazos de taquilla. Esta misma semana se la juega con la cuarta entrega de Arma Letal; los espectadores decidirán si ya han tenido suficientes tiros o si quieren todavía más.

Los hay que se cayeron estrepitosamente del club de los 20 (Kevin Costner, el caso más espectacular). Otros se quedaron a las puertas y están tardando en remontar (Brad Pitt, Keanu Reeves). Eddie Murphy y Will Smith ambicionan romper pronto la discriminación racista.

Recién entrado, y con ganas de perpetuarse, Nicolas Cage, en el doble papel de superhéroe (La roca) y de ángel romanticón (City of Angels).

FRENAZO EN SECO.- John Travolta, que no para desde Pulp Fiction, también se ha prodigado en varios frentes, siempre con su millonario cachet por delante. El pinchazo en taquilla de Primary Colors lo ha obligado a frenar en seco.

Jim Carrey fue el primero en abrir al resto las puertas de los 20 millones de dólares con The Cable Guy. Después de tambalearse peligrosamente, está consumando estos días su salto cualitativo con The Truman Show, comedia inteligente que le ha hecho acreedor del título de El nuevo Tom Hanks.

Hanks, por cierto, vuelve de la mano de Spielberg con una película durísima (Rescatando al soldado Ryan) que rompe su silencio estelar de los últimos tres años. Poco después lo volveremos a ver en su jugo: nueva comedia junto a Meg Ryan.

El otro Tom, Cruise, después de conjurar el sortilegio de Stanley Kubrick, acaba de anunciar su vuelta a a la acción. Habrá segunda parte de Misión Imposible, y la dirigirá un acreditado maestro de acción: John Woo.

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