No podían faltar las vacaciones de los reyes

Como un anuncio de Casa Tarradellas sin pizzas. Como el regreso en prime time de Abuela de verano. Como un Moonrise Kingdom que cambia los scouts por herederos a la corona. Mallorca se ha convertido, de nuevo, en el campamento oficial para los nietos de los Reyes, que el pasado domingo iniciaron su veraneo en la isla. El programa marca curso de vela en Calanova y jornadas en alta mar, como la de ayer por aguas de Cabrera, a bordo de la lancha Somni. Doña Sofía vuelve a ejercer de matriarca para reunir a su alrededor a los más pequeños de la casa en un verano de días de Mediterráneo y Marivent. Lejos quedan, por el momento, los dimes y diretes de los mayores. 

La Casa Real cita a los medios, aunque de forma informal, a las puertas del Club Náutico de Calanova. El mismo en el que desde hace años Froilán y sus primos se inician en el deporte estrella para la familia: la vela.

Pero de él, poco amigo de ser objetivo de todos los flashes, no hay ni rastro. Tampoco del resto. Pero la pista es buena. La delegación infantil ha aterrizado en la Isla para afrontar un nuevo estío en tierras mallorquinas. El único oficial, por el momento, a la espera de más incorporaciones. 

La primera confirmación, después de continuos cambios de última hora en la agenda de la Familia Real, surgía el pasado domingo en el aeropuerto de Palma. La Reina, acompañada de la Infanta Elena y los hijos de ésta, llegaba a Son Sant Joan en un vuelo regular de Air Europa desde Madrid. Al mismo tiempo, el reloj pasaba del mediodía, lo hacían los hijos de los duques de Palma desde Barcelona: Juan, Pablo, Miguel e Irene.

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