La quiebra de Telecinco

Esta es la historia de ocho meses de deterioro y ruptura. El 12 de mayo de 1989, Germán Sánchez Ruipérez, Silvio Berlusconi y Miguel Durán se reúnen en el despacho de este último, en la sede madrileña de la ONCE. El acuerdo que firman los tres es muy importante para entender la crisis que se producirá ocho meses más tarde: el empresario italiano se compromete a dar una participación accionarial a sus dos socios españoles en la sociedad Publiespaña, a la que se le firmará una exclusiva de publicidad por cinco años con el canal GestevisiónTelecinco.

El dueño de la editorial Anaya es quien se ha encargado de buscar, bajo inspiración de la agencia de publicidad Contrapunto -próxima al PSOE al socio transalpino, que es calurosamente elogiado ante el director general de la ONCE. Con las tres cuartas partes del capital aseguradas, a última hora se había «descolgado» de la operación el financiero Jacques Hachuel, por lo que es necesario buscar otro socio que se haga cargo de un paquete de acciones del 10%.

Durán piensa en el empresario de la construcción extremeño Angel Medrano, que está edificando la sede del al ONCE en Extremadura, al que propone una incorporación que éste acepta. Sólo pone una condición: que la organización de ciegos le adelante una parte sustancial del presupuesto de la obra. Durán lo hace así y le entrega un cheque de la propia ONCE. Meses más tarde, los hombres de Anaya verán en este cheque la prueba de que la organización que dirige Durán. ha incumplido la ley y ha sobrepasado el límite del 25% máximo para cada socio. El 26 de junio se celebra un nuevo consejo de administración del canal televisivo y las desavenencias entre el consejero delegado de la entidad y hombre de toda confianza del presidente, Pedro Higuera, con el director general y hombre de confianza del italiano Berlusconi, Valerio Lazarov, se hacen cada vez más patentes.

A partir de esa fecha, los consejos que se convocan pasan por la prueba de la «obligación» notarial. Y en todos ellos, Sánchez Ruipérez lanza unas «catilinarias» muy duras. El desencuentro entre Miguel Durán y Germán Sánchez Ruipérez se produce el 13 de septiembre pasado, cuando el presidente del canal y de Anaya, en compañía de Pedro Higuera, asegura a Duran que Berlusconi está dispuesto a destituir a Lazarov. Horas después de esta rotunda afirmación el empresario italiano llama por teléfono al director general de la ONCE para asegurarle su apoyo total al realizador rumanoespañol.

La tensión crece y el día 15 es Germán Sánchez quien toma el teléfono para hablar con Miguel Durán. Sus palabras son duras: «Te vas a cargar la ONCE con tu actitud de apoyo a Berlusconi».El 24 de agosto había saltado el rumor de que el Gobierno está buscando una solución para satisfacer las apetencias de uno de los grupos que se han quedado sin canal privado de televisión, concretamente las del Grupo Zeta, que capitanea Antonio Asensio, y que cuenta con «compañeros de viaje» tan peculiares como el magnate de la prensa Rupert Murdoch, el financiero Jacques Hachuel y el banquero Mario Conde. El propio Asensio atribuye una propuesta de solución a la portavoz del gabinete, Rosa Conde.

Comentarios

Entradas populares