Mujeres Obispos en la comunidad Anglicana
Veinte años después de la primera ordenación de las mujeres
como sacerdotes, la comunión anglicana ha dado la bendición a la igualdad de
género en las altas jerarquías eclesiásticas. En una votación histórica el
Sínodo de la Iglesia anglicana dio luz verde a que las mujeres sean obispo.
«Este día crucial marca el comienzo de una gran aventura la
para Iglesia de Inglaterra», declaró exultante el arzobispo de Canterbury
Justin Welby. «Un gran día para la Iglesia y para la igualdad», escribió en
Twitter el primer ministro, David Cameron.
«Permitir que las mujeres sean obispo
va a suponer un gran cambio no ya para la Iglesia, sino para la sociedad en su
conjunto», dijo por su parte la decana de la catedral de Salisbury, reverenda
June Osborne, una sólida candidata al ascenso. «Se trata de un paso firme hacia
la igualdad real y sincera: aceptar a las mujeres como autoridades espirituales
y como líderes sociales».
El propio Justin Welby, en declaraciones a la BBC, vaticinó
que su sucesor puede muy bien ser «la primera arzobispo de Canterbury», y de
hecho hay ya media docena de mujeres en la parrilla de aspirantes. Tras la
votación de ayer, es de esperar pues que el primer nombramiento con la
bendición de la comunidad anglicana se produzca antes de fin de año
.
En realidad, el camino lo llevaban ya allanando desde hace
una década las 20 provincias rebeldes donde ya se habían ordenado 33 mujeres
obispo (de Nueva Zelanda y Polinesia a Estados Unidos, pasando por Irlanda,
Escocia y Gales). La comunión anglicana, con ramificaciones en 160 países y con
más de 80 millones de feligreses en todo el mundo, se resistía, sin embargo,
tenazmente al cambio
.
El último, hace casi dos años, pinchó por la oposición del
sector tradicionalista laico, próximo a la Iglesia católica. Uno de sus más
notorios representantes, Andrew Vincent, anunció durante el debate en el sínodo
que votaría esta vez sí, aunque supusiera «una traición a mis creencias y a la
gente a la que represento».
Vincent dio su brazo a torcer por respeto a la llamada a la
conciliación de Justin Welby, que tendió puentes a los sectores más
conservadores y les reconoció incluso su derecho a elegir una «alternativa
masculina» en una diócesis donde sea proclamada una mujer obispo.
Al final, el 81% del sínodo (351 de los 433 miembros) votó a
favor de la medida, que requería al menos el apoyo de una mayoría de dos
tercios en las tres cámaras. El apoyo entre los propios obispos fue abrumador
(37 a favor, dos en contra y una sola abstención).
Entre los clérigos
existieron más discrepancias (162 a favor, 25 en contra y cuatro abstenciones).
El sector más resistente volvió a ser el laico (152 votos a favor, 45 en contra
y 13 abstenciones), que sin embargo logró derribar el techo contra el que se
estrelló hace dos años y que demoró el paso histórico.
«La decisión de hoy [por ayer] nos permite avanzar como
fieles anglicanos, todos juntos y comprometidos no sólo con nuestras palabras
sino con nuestros actos en los meses y años que tenemos por delante», dijo el
arzobispo de Canterbury Justin Welby en el momento de tender su mano a los que
votaron no.
«Nos espera un trabajo duro, y el progreso será imposible
sin un abrazo renovado», recalcó Welby. «Y esto vale tanto para quienes
encuentran difícil reconocer lo que hemos aprobado como para quienes están
exultantes por la votación».
Welby instó a sus feligreses a dar ejemplo del «buen
desacuerdo» y a seguir «demostrando amor a aquellos con quien discrepamos». En
sus declaraciones ante la BBC, el arzobispo de Canterbury confesó que el
retraso en la ordenación de las mujeres como sacerdotes y obispos ha sido «un
error teológico perpetuado durante siglos» y recordó como la opinión pública
británica está preparada desde hace tiempo para el cambio (el 74% se muestra a
favor de las mujeres obispo)
La histórica votación en el Sínodo General de la Iglesia de
Inglaterra cierra pues un siglo de debate sobre la igualdad de género en la
comunidad anglicana y derriba las últimas barrera para las mujeres en su
ascenso hasta la cúspide de la jerarquía eclesiástica. El propio Welby aventura
que la primera arzobispo de Canterbury podría llegar dentro de unos 10 años.
Pero de momento las primeras candidatas al Obispado ocuparán
un rango inferior, como asistentes del obispo diocesano, informa Lourdes Gómez.
Una vez ratificada la legislación, el próximo noviembre, las mujeres habrán
superado todas las trabas para entrar en el Obispado por la puerta grande y con
escaño en la Casa de los Obispos del Sínodo General.
La Iglesia de Inglaterra
igualará entonces su situación a la veintena de provincias anglicanas que
cuentan ya con al menos una obispo femenina entre sus líderes espirituales.
Entre las primeras candidatas al Obispado en Inglaterra
destaca sobre todo la reverenda Vivienne Falull. De 57 años y licenciada en
Historia por la Universidad de Oxford, ascendió al sacerdocio entre el primer
grupo de mujeres que fueron ordenadas en 1994.
Decana de la catedral de York,
ocupó el mismo puesto en Leicester y antes fue capellán de un par de colleges
en las universidades de Cambridge y Oxford.
La jamaicana Rose Hudson-Wilkin, de 51 años, casada y con
tres hijos, fue la primera mujer que fue seleccionada para ejercer de capellán
en la Cámara de los Comunes del Parlamento británico.
Es vicaria también de dos
parroquias del este de Londres y ejerce también como capellán de la reina
Isabel II (que sigue siendo la gobernadora suprema de la Iglesia de Inglaterra,
pese a los sucesivos y fallidos intentos de desvincular Iglesia y Estado).
La decana de la catedral de Salisbury, June Osborne, fue
también una de las primeras 1.500 mujeres ordenadas y la primera en entrar por
la puerta grande en una catedral británica. Su discurso durante el debate que
precedió a la primera votación en el Sínodo General de hace dos años está
considerado como el punto de inflexión en la decisión histórica.
Otras candidata es la reverenda Jane Hedges, 57 años,
canóniga de la Abadía de Westminster, la primera mujer de la curia anglicana en
estrechar la mano del Papa Benedicto XVI, en un momento de gran poder
simbólico.
Luvy Winckett, de 44 año, rectora de St. James’ en Picadilly, es
otra de las claras aspirantes por su bagaje teológico y por su renombre
musical, ganado a pulso como cantante profesional y como crítica de la BBC4.
Por último la venerable Rachel Treweek, como archidecana en Hakcney, uno de los
barrios donde más visible es la acción de la Iglesia anglicana, cuenta también
con grandes posibilidades de un ascenso eclesial.
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