José Mercé

Jerez es la cuna del canto por antonomasia. Es una tierra que da flamenco, vino y caballos, y ésa es la imagen que el mundo tiene de la ciudad. 

Mi infancia es el barrio de Santiago, la calle de la Merced, un barrio pobre pero muy rico de espíritu, de corazón, de sentimiento. 

Los niños nos juntábamos después del colegio y jugábamos a piola, al fútbol, a maestros, pero el día acababa con una fiesta por bulería en los patios de vecinos. Ahí se mamaba el flamenco, eso nos identificaba. 

Cuando la gente empezó a vivir en pisos se acabaron las juergas y se perdió todo.

Echo mucho de menos el olor a las bodegas y a la comida. Recuerdo la llegada de la cerveza a Jerez; todo el mundo pedía medio vaso de vino y mi padre, en el tabanco de Monturque, le pidió al camarero un refresquito de esos. 

Era verano, fue una niñez maravillosa. Soy de una familia muy entroncada con el mundo del flamenco, los Sordera, los Soto, pero para cantar tienes que nacer. A mí me ha tocado eso y me siento un privilegiado con poder continuar la saga.

Madrid era una feria de día y de noche, con los restaurantes de par en par las 24 horas. Todo lo que sé y mi carrera se lo debo a esta ciudad, a la que vine con 13 años. Salía del tablao Torres Bermejas, cogía Mesonero Romanos, luego Gran Vía y llegaba hasta la Avenida Donostiarra, donde vivía con mi tío Manuel Soto Sordera. 

Caminábamos y no pasaba nunca nada, con todos los bares abiertos. Se vivía bien, ahora simplemente se vive. La ciudad es solidaria y acoge a todo el mundo. Una de mis pasiones es el Real Madrid; ahora mismo son Isco y 10 más, nada de BBC.

En 1974, con 19 años, me fui a Japón de gira por Tokio, Kioto, Osaka, Nagasaki... Esa cultura no tiene nada que ver con la nuestra y ¡cómo aman y adoran el flamenco! 

Estuve con la compañía de Antonio Gades una década y, de los 12 meses del año, pasábamos nueve de viaje. Íbamos de gira por todo el mundo... y sólo estábamos tres meses en España para ensayar y preparar nuevos espectáculos. Descansaba 20 días como mucho y salíamos otra vez.

Hemos evolucionado muchísimo, y, sin embargo, el país está deshumanizado. Si se caía alguien, había 10 personas que iban a levantarla. Hoy ves que lo están matando y sales corriendo. La vida está muy fea, hemos dejado el corazón y los sentimientos al lado. 

En esa época había trabajo para todo el mundo, pero ahora la gente joven lo tiene muy crudo. No queda dinero de las casas de discos para nadie. También veo que falta música en directo de calidad, está la cosa cortita.

La política es un discurso y ningún hecho. Hablan y ni ellos mismos se creen lo que están diciendo, van a su rollo. Por lo menos el bipartidismo de PP y PSOE se ha terminado y hay más opciones, como Podemos, aunque ya veremos si salen. Porque en intención de voto parece que sí, pero a ver la gente a quién vota a la hora de la verdad.

Lo que están haciendo con la cultura es una masacre, cobrando un 21% de IVA al que va a ver un espectáculo. Ellos sabrán lo que hacen, porque es la mejor educación que hay, la de las vivencias, no sólo el colegio y la universidad. Creo que cada día vamos a peor.

Nos hemos vuelto muy conformistas. El momento más duro es cuando veo que las familias no tienen para comer y van a los comedores de Cáritas o a buscar comida en los contenedores. A mí me lo dicen hace 20 años y no me lo creo, en un país con tanta riqueza, en el siglo XXI. Nunca había visto algo así y, sin embargo, no veo que la gente haya llegado al límite.

Este país es muy quijotesco y sólo cuando te mueres eres el mejor. A Paco de Lucía tenían que haberle dado el prestigio, su poder y su sitio en vida. En su documental dice: "Cuando gané el primer millón de pesetas y no lo repartí a los niños pobres, dejé de ser de izquierdas". 

Me siento identificado, porque vamos a lo nuestro. Pero trato de ser generoso y ayudar con lo mío; se ha publicado que soy el cantaor de flamenco que más festivales benéficos hace. Me hace feliz.

JOSÉ MERCÉ lleva de gira por el mundo 46 años, aunque su último disco, una antología de su carrera, se titule ‘40 años de cante’ (noviembre de 2014). Su discografía incluye uno de los trabajos más vendidos en la historia del flamenco, ‘Aire’ (2000), que fue doble disco de platino.

"¿Cómo es posible que haya niños con hambre? Es triste que tengamos que hablar así de nuestro país y lo peor es que nadie hace nada para solucionar esto"

"No veo color ni emoción; de todo lo que se habla es como una caricatura. Donde disfruto y me olvido de esta lacra es únicamente sobre el escenario"

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