La venta ilegal de animales en El Rastro

«Los animales no pueden hablar como nosotros, pero necesitan una voz que les defienda. No quiero ir en contra de mis compañeros, pero es vergonzoso que se vendan seres vivos en las calles. Sufren, están a la intemperie y en condiciones antinaturales», comenta a el presidente de la Asociación de Vendedores de El Rastro, Mario Agreda.

«Se prohíbe la venta de animales en las calles y lugares no autorizados», artículo 13.6, capítulo III; «Se prohíbe ejercer su venta ambulante», artículo 2.2.i, capítulo I de la Ley 1/1990, de 1 de febrero, de Protección de los Animales. Las infracciones graves se sancionan con multas de entre 50.001 y 250.000 euros.

En El Rastro es conocida como la calle de los pajaritos, aunque su nombre es Fray Ceferino González. Allí, como cada domingo, los puestos de venta de animales ofrecen periquitos, ratones chinos, tortugas, palomas, gallos, jerbos, loros, canarios, agapornis, cacatúas ninfa, codornices, etcétera. Su venta está prohibida.

Cinco ratones chinos se agolpan entre sí, en una caja de plástico, para intentar combatir el frío. A su lado, otro recipiente con unas tortugas, cuya venta está prohibida en España: las de Florida. Han echado varios puñados en la caja como si de objetos se tratara y una de ellas ya está muerta.

Y las palomas, ateridas por el viento gélido que hace. Otras, metidas en cajas de cartón de cinco por 10 centímetros. Su colocación recuerda a la de los libros en una estantería. No se pueden poner en pie y sus alas han quedado aprisionadas. «Las metemos con calzador para que ocupen el mínimo sitio. Pero no les pasa nada», dice uno de los vendedores.

Todos los animales están a la intemperie y estresados, varios enfermos y alguno muerto. «Aquí no se venden perros; es ilegal», comenta otro comerciante. Sin embargo, un vendedor asegura que cada domingo están vendiendo cachorros de perro, de todas las razas, al final de la calle. «Los ponen en una cestita y, como a la gente le da pena, los compran». También dice que muchas de estas aves han sido cogidas de su medio natural. «Utilizan redes y gomas. Mire cómo están».

Una pareja de la Policía Local comienza a poner multas a los vendedores. «Aquí no se puede vender, pero pesa más la tradición que la ley. Además, el Ayuntamiento no tiene almacén para decomisar a los animales. Hoy hemos puesto 18 denuncias, pero tienen el cartón de permiso del Ayuntamiento para poner el puesto», comenta uno de los agentes.

«Es decir, el Ayuntamiento prohíbe vender animales y el Ayuntamiento da los permisos para vender animales. Esto es increíble. Estamos hartos de denunciar la venta y que la Consejería de Medio Ambiente archive las denuncias», comenta Alfonso Chillerón, presidente de la Asociación Nacional para la Protección y el Bienestar de los Animales (ANPBA).

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