El tanquini vuelve a estar de moda

Sabía de mi conflictiva relación con la cámara... Pero en esta ocasión pedía algo diferente, alguien anguloso. Así que me dejé caer por su casa de Brighton. Y jugamos a disfrazarnos. 

Polly me puso mallas, gorritos de baño y leotardos. Metió bolas de ping-pong en un tanquini de licra, me plantó unas ubres de vaca en la cara, me pintó de rojo los pezones y me puso unos pantis rotos en la cabeza. '¿Qué tal estoy?', le pregunté. 'Guapísimo', contestó ella.» 

Así explica el cantante Nick Cave cómo se dejó convencer por Polly Borland (Melbourne, 1958) para meterse en la piel de una de sus inquietantes criaturas. La prestigiosa retratista -ha inmortalizado a casi todo el mundo, desde Marianne Faithfull a la mismísima reina Isabel II- expone en Madrid, en el novísimo espacio Gloria, el proyecto titulado Smugde, resultado de transformar la figura humana en personajes tiernos, peligrosos, eróticos o incómodos, gracias a un revoltillo de mallas, narices de payaso, máscaras, pelucas y pompones oportunamente colocados. El mix de emociones no puede ser más sugerente y, a la vez, perturbador.

¿Qué pretende retratar exactamente?
Nada más que mi surrealista imaginación.

Hay algo pervertido y a la vez tierno en esta serie. ¿Surgió naturalmente o tuvo como objetivo lograr ese contraste?
La mayoría de las obras de arte que más me gustan suponen un reto para el espectador. Pretendo que el acto de ver me conmueva de alguna manera. Susan Sontag me dijo una vez que somos lo que amamos. Este trabajo es una amalgama de las experiencias vitales que llevo conmigo, de todo lo que he visto y se ha quedado en mi memoria.

¿Advirtió desde el principio cómo sus imágenes mezclaban cierto aire juguetón con una perturbadora visión del sexo?
El sexo me interesa, no puedo escapar de ello. Me gustan mucho los espectáculos en vivo, del cabaret de Marlene Dietrich a Lindsay Kemp, el circo, los parques de atracciones, como el de Coney Island... La fusión de todo ello evoluciona y sale a la luz en mis fotografías.

¿Deja que sus modelos participen en el proceso?
Me gusta la colaboración, pero soy yo quien decide. Estoy abierta a sugerencias, aunque tengo la última palabra.

Es usted una fotógrafa muy prestigiosa, y sabe del poder de seducción de una personalidad famosa. Sin embargo, en su trabajo no comercial evita este factor y se decide por retratos anónimos, ocultando la identidad de sus modelos. ¿Por qué?
Estos retratos muestran figuras humanas, sí, pero extrañamente prehumanas, no nacidas.

¿Qué requirió a las personas que eligió para disfrazar?
Para embarcarse conmigo en este viaje fue necesario mucho sentido del humor y buena disposición.

«Estos retratos muestran figuras humanas, sí, pero extrañamente prehumanas, no nacidas.»
'Smudge', de Polly Borland. Hasta el 20 de febrero de 2016, en la librería y galería de arte Gloria.

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