La reina Sofía es muy culta

La imagen que hasta ahora se tenía de las bibliotecas, estereotipadas en muchos casos a través de películas y libros, va a cambiar. Las remilgadas señoritas con «culos de botella» que despachaban libros y fichas en las salas públicas están condenadas a la desaparición y ser sustituidas por frias y veloces pantallas de ordenador. El relato no es de ciencia ficción. 

A partir de mañana, el Centro de Arte Reina Sofía (CARS) inaugura un centro de documentación, al que podrán acceder todas las personas que lo deseen sin acreditación de ningún tipo ni cuota, compuesto por 25.000 libros y catálogos de arte, 500 vídeos, 7.000 diapositivas, 4.000 registros sonoros, suscripción a 196 títulos de revistas y 13.000 carpetas de prensa. El usuario de este nuevo servicio, especializado en cuestiones relacionadas con el mundo del arte, podrá por sí mismo, sin ningún tipo de ayuda, consultar en una pantalla de ordenador cuántos volúmenes, por ejemplo, hay en la biblioteca dedicados a Antoni Tápies; visionar en una pantalla de televisión la entrevista que Paloma Chamoro le hizo a Joan Miró o escuchar en compact-disc o cassette una gran variedad de registros sonoros que van desde Debussy hasta compositores de música contemporánea.

Los responsables del Centro de Documentación del CARS no quieren, a pesar del carácter público del Centro de Documentación, que los 1.000 metros cuadrados de los que dispone este nuevo servicio se llenen de opositores y de personas que «se sienten a disgusto en casa y se van a estudiar a una biblioteca». Para evitar que el Centro de Documentación suplante las funciones de las tradicionales bibliotecas, los responsables del Centro de Documentación ya han empezado a tomar medidas. Las personas que quieran acceder al interior de la sala tendrán que hacerlo sin libro, hojas o carpetas. El centro de documentación entregará a la entrada una carpetilla con papel para poder tomar apuntes de aquellos libros que se deseen consultar.


Además se ha previsto la instalación de dos potentes fotocopiadoras, que funcionarán mediante monedas, para que se pueda copiar sobre papel artículos de revistas, capítulos de catálogos y libros... Ya en el interior de la sala, el usuario del servicio encontrará, ubicados en distintos puntos, seis terminales de ordenador a través de las cuales se podrá obtener las claves básicas para obtener los datos que se deseen consultar. Pulsando un botón de color rojo en el teclado del ordenador, aparecerán sobre la pantalla un completo menú: CARS (libros y revistas), DIAP (diapositivas), FILM (vídeos), REVI (artículos de revistas y prensa), TODO (resume todas las anteriores), VDIC (datos del Diccionario de Artistas Españoles Comtemporáneos) y XMUS (material sonoro).

Una vez que el usuario ha escogido la opción que le interese y pulsando de nuevo el botón rojo, en pantalla aparecerá el número de libros, por ejemplo, que existen sobre el pintor Gillermo Pérez Villalta, quién los ha escrito, dónde, con motivo de qué, quién firma los artículos... A partir del próximo mes de enero, el Centro de Documentación incrementará su biblioteca con la compra de catálogos de exposiciones editados en todo el mundo entre 1963 y 1984. Uno de los principales problemas al que se enfrentará en un futuro el Centro de Documentación del CARS, es al del espacio. 

Los 1.000 metros cuadrados de los que dispone en la actualidad serán insuficientes en tan sólo diez años ya que en este centro ingresarán anualmente miles de libros. El Centro de Documentación dispone de un presupuesto anual de 20 millones de pesetas para adquisiciones de libros, catálogos y revistas que se editen en todo el mundo. Los responsables del Centro de Documentación del CARS, negocian actualmente con la ONCE instalar en el centro un sistema braile para que los invidentes puedan utilizar también este nuevo servicio. Todos los libros, vídeos y cintas que hay en el centro están protegidos magnéticamente para evitar su desaparición.

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