Problema de ajedrez 604: Sawadkuhi - Hartvig (Warwick, 1998)

Ejercicio en la oficina

Algunas empresas, las menos, tienen programas de entrenamiento. Si no es su caso, siempre puede cambiarse de ropa y salir a correr por los alrededores. Elija el tipo de ejercicio que elija, debería alternarlo con periodos de más actividad. Es decir, si decide caminar, conviene aligerar el paso en algunos tramos; o, si prefiere nadar, hágalo más rápido a intervalos.

Tristezas de invierno

Los cambios de estación, sobre todo si la que entra es el invierno, pueden causar problemas a aquellas personas que sufren la enfermedad afectiva estacional. Los anglosajones la llaman SAD, que además de ser las iniciales de Seasonal Affective Disorder, significa triste. Los síntomas incluyen fatiga, inactividad, comer demasiado, dormir más horas de lo debido y, como resultado, ganar peso. Según el doctor Ernest Fruge, del Colegio de Medicina Bailor de Houston, las mujeres son cuatro veces más propensas que los hombres a desarrollar la enfermedad. El estrés puede ser un factor influyente, aunque también lo es la reducción de luz de los meses más fríos. Por este motivo, en España no se han registrado tantos casos de SAD como en los países de latitudes más altas, donde la luz invernal es casi un lujo.

A la vejez, fortaleza

Un simple entrenamiento con ejercicios de fuerza puede mejorar la vida de las mujeres de edad avanzada. No se trata de hacer culturismo sino de ejercitar los músculos con pesos ligeros. Así se demostró en un estudio llevado a cabo con 20 mujeres de 75 años o más en el Royal Free Hospital de Londres y que se publicó el pasado mes de octubre en el Journal of the American Geriatrics Society. Estas mujeres siguieron un programa de ejercicios durante 12 semanas con saquitos de arroz que no iban más allá de uno o dos kilos de peso. El entrenamiento que se hizo tres veces a la semana durante una hora mejoró la resistencia de sus rodillas, de sus codos y de sus manos al compararlas con otras 20 mujeres similares que no los hicieron.