Las borracheras de Paris Hilton

Y no se le da nada mal. Paris Hilton nunca pasa desapercibida. Ni la diva del momento logra eclipsar su presencia: si coincide con Angelina Jolie (34) en una alfombra roja, como ocurrió recientemente en Cannes, Paris logra su cuota de atención. ¿Qué resulta tan atractivo de la despreocupada heredera? Su frivolidad. «Nadie quiere pensar que llevo una vida normal o tengo problemas», explica en sus memorias Confesiones de una heredera. «Prefieren imaginar que alguien tiene la vida perfecta que todos desean y creo que mucha gente piensa que yo sí la tengo».

Su abuelo no lo ve así. Su agitada vida social, las borracheras al volante y los vídeos sexuales de la Hilton agotaron la paciencia del correcto Barron Hilton (82). El cabeza del imperio de los hoteles desheredó a su nieta díscola en 2007 y donó el 97% de una fortuna valorada en 2.300 millones de dólares a la organización solidaria Conrad Hilton Foundation. Con todo, los medios rosas de Estados Unidos aseguran que la mayor de los hermanos Hilton -tiene una hermana, Nicky y dos hermanos, Barron y Conrad- heredará unos 30 millones de dólares de esa fortuna.

En cualquier caso, una parte menor del gran imperio paralelo que Paris ha logrado construir convirtiéndose en la reina del mundo de color rosa. Ingresa 1,5 millones de euros al año por sus papeles en la pequeña y la gran pantalla; 4,7 millones por sus trabajos como modelo y su aparición en diferentes eventos (cobra unos 100.000 euros por 15 minutos en una fiesta); y otro millón por su línea de joyería que comercializa en Amazon, su disco, sus perfumes...

A pesar de las cifras, los expertos no la consideran especialmente buena en ninguna de las actividades que desarrolla. Las críticas sobre su actuación son feroces; como modelo, ella misma reconoce que no le llega a la suela de los zapatos a colegas como Cindy Crawford; cuando se la contrata para un evento, hace gala de su falta de seriedad (durante la presentación de Keteke, la red social de Telefónica, en Madrid, por la que cobró 300.000 euros, se encerró dos horas en un cuarto tras sentirse importunada por un periodista); y como cantante, su voz funciona cuando le acompañan los arreglos más modernos...

Su actitud frívola compensa cualquier falta de aptitud. «Sólo hay una persona que nos puede dar más audiencia que Bin Laden», cuentan que aconsejó un alto ejecutivo de la CNN a Larry King, quien se negaba a entrevistar a Paris Hilton.

Ya sea en forma de crítica su nombre está en boca de todos. ¿Cuál es el secreto de su carisma? «Mantener el interés», recomienda Paris en Confesiones de una heredera. Ella lo consigue «sonriendo todo el tiempo y hablando lo menos posible. Una sonrisa preciosa, amplia, segura, y todo el mundo piensa que tienes toda clase de historias secretas en marcha».

La fórmula funciona. Su nombre es uno de los más buscados en Internet, y todo lo que toca, por ñoño que se antoje el proyecto, se convierte en oro. Su primer reality, The Simple Life en el que vivía en una granja con su ex amiga Nicole Richie (dejó de serlo cuando ésta puso el vídeo porno de PH en una fiesta), fue todo un éxito de audiencia y se prolongó otras dos temporadas.

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