Alan Scott un superhéroe marica

Años lleva Hollywood tratando de mostrar el lado sensible de los superhéroes, sus crisis amorosas, su lado romántico, sus neurosis varias. Vende más, al menos entre el público femenino. Ahora, el paso definitivo sería ir un poco más lejos y hacer caso al mensaje, antes velado y ahora más específico que nunca, sobre la homosexualidad de los que todo lo pueden. Los superhéroes, parece, también se pueden enamorar de otros superhéroes.

El último en romper la lanza por la causa gay ha sido James Robinson, autor de la más reciente aventura de Linterna Verde, que ha revolucionado el mundo del cómic con un anuncio ya esperado. Que las chicas no le van a Alan Scott. DC, una de las grandes factorías de dibujos a nivel mundial, dijo que uno de sus poderosos personajes cambiaría de orientación sexual y ha cumplido, pocos días después de que su gran competencia en el mercado, la todopoderosa Marvel, anunciara la próxima celebración de su primera boda entre personas del mismo sexo.


Será el próximo 20 de junio entre dos de sus X-Men, Estrella del Norte y Kyle Jinadu, que formalizaron su compromiso ante el mundo. Ahora le ha llegado el turno a Scott, el poseedor original de los poderes del anillo verde, que después de haber sido padre de familia en su anterior discurrir, ocupa en la actualidad un mundo paralelo, Tierra 2, donde en lugar de tener un hijo gay, Obsidian, es él el que cambia de gustos. Para confirmarlo, aparece besando en la boca a otro hombre.

Dos cosas puede significar este giro de las dos grandes marcas del cómic norteamericano, que ser gay se convierta, de repente, en lo más cool del momento, o que la hordas de amantes del esteroide, la Budweiser y las pesas en el gimnasio le den la espalda definitivamente a ambas marcas por traidores a la patria. Por mucho que se empeñen en normalizar la situación, el componente homófobo siempre imperará en una sociedad de semejante tradición.

No es un hito histórico, pero sí una forma de subrayar que ser gay es parte de la vida cotidiana en este país y en muchos otros. «Es de lo más natural», apunta Robinson. «Refleja la realidad del mundo que nos rodea». El autor se ha limitado a construir un personaje que es «un montón de cosas diferentes. Su sexualidad es una parte de él, pero no es un rasgo definitorio. Es un personaje complejo a muchos niveles y creo que es una representación positiva de un hombre gay».

Es, sin embargo, un concepto indigerible para algunos colectivos sociales como los de mayor fervor religioso. Un millón de madres, por ejemplo, de la Asociación de la Familia Americana, ha mostrado su total rechazo al asunto, implicando que esto ayudará a que los pequeños que crían en sus casas acaben optando por un estilo de vida «poco deseado». «Como cristianos, ya sabemos que la homosexualidad es un pecado», dicen en un comunicado, además de apuntar que estos gigantes del cómic están usando su poder para hacer daño a la sociedad. «Quieren adoctrinar las impresionables mentes jóvenes poniendo a esos personajes gays en un pedestal bajo una luz positiva».

Al otro lado del espectro, el de los defensores de los derechos gays en Estados Unidos, la teoría conspiratoria no puede resultar más demencial. «La idea de que unos cómics vayan a convertir a los jóvenes en hosexuales es tan descabellada como decir que les dará un anillo verde con poderes y la habilidad para volar», aseguraron desde la asociación Glaad. «Igual de descabellado es pensar que hay un millón de madres que creen en este absurdo del odio a los colectivos gays».

Es una polémica sobre el papel, el de los cómics, a la espera de saber si se arma una aún más sonada con la adaptación del concepto a la pantalla grande. Parece difícil después del considerable chasco que supuso el primer intento de arrancar la franquicia, con un criticado Ryan Reynolds y su pareja de baile en la cinta, Blake Lively. Linterna Verde no estuvo a la altura de los superhéroes rivales de Marvel en taquilla, con poco más de 200 millones de dólares a nivel mundial, una desgracia frente a los más de 1.330 millones que lleva recaudada la pandilla de Los Vengadores.

A esa debilidad esencial se unirá ahora la pluma de su héroe original, un Alan Scott que no vio la luz en la primera entrega, dándole el testigo al más actual Hal Jordan -interpretado por Reynolds-, pero que podría pesar sobremanera en el personaje y su cuestionada virilidad. Que lo asocien con Jordan es solo cuestión de tiempo. Así, la pregunta es clara ¿Será capaz Hollywood de atreverse con un superhéroe homosexual? Suena a osadía con los tiempos que corren de remakes, refritos, secuelas y precuelas. De momento, los más liberales, en este caso los responsables de darle vida al cómic cada semana, ya han hecho lo suyo. Las puertas del arcoiris están más abiertas que nunca.

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