Arranca la era de los telescopios enormes

Sin embargo, ahora estamos en el umbral de una nueva era, la de los telescopios extremadamente grandes (ELT, por sus siglas en inglés). El ELT será el primero de estos telescopios gigantes y está actualmente en construcción en Chile. Será un prodigio de la ingeniería, comparable en tamaño a la Sagrada Familia o la Torre Eiffel.


La historia de los telescopios ha sido un constante aumento en tamaño y capacidad. Desde los modestos telescopios de Galileo con lentes de menos de 4 cm, hasta los telescopios de Herschel con espejos primarios de 60 cm, hemos ido aumentando la capacidad de recolección de fotones. Cuanto mayor es el diámetro de la lente o el espejo, mayor es el área colectora y mayor es nuestra capacidad para ver objetos débiles y distantes.

El Gran Telescopio Canarias (GTC) es actualmente el telescopio óptico-infrarrojo más grande del mundo. Su espejo primario consiste en 36 espejos hexagonales que operan juntos como un único espejo circular de 10.4 m de diámetro. El GTC tiene una abertura 3,000 veces mayor que el telescopio de Galileo y recolecta 8 millones de veces más fotones.

Pero el tamaño no lo es todo. La calidad y sofisticación de los instrumentos también es crucial. Los mejores instrumentos de telescopios no espaciales se encuentran en el Very Large Telescope (VLT) en el Observatorio de Paranal en Chile. Este observatorio, perteneciente a la Organización Europea Austral (ESO), cuenta con una variedad de instrumentos avanzados y España es parte de ella. Esto ha contribuido a que España sea una potencia mundial en el campo de la astronomía.

En resumen, los astrónomos siempre buscamos telescopios más grandes y sofisticados para poder explorar el universo en mayor detalle. A través de siglos de desarrollo y avances tecnológicos, hemos llegado a la era de los telescopios extremadamente grandes, que nos permitirán profundizar en los misterios del cosmos y descubrir nuevos fenómenos y objetos celestes.

Los astrónomos siempre estamos en busca de más: la galaxia más lejana, la estrella más débil, el planeta más similar a la Tierra. Para lograr esto, necesitamos más fotones, es decir, telescopios más grandes.

A lo largo de 400 años de desarrollo, hemos llegado a una nueva era en la construcción de telescopios: los telescopios extremadamente grandes (ELT, por sus siglas en inglés). El ELT, que actualmente está siendo construido en Chile, será el primero de estos telescopios gigantes.

Galileo Galilei no inventó el telescopio, pero fue uno de los primeros en utilizarlo. Con un telescopio equipado con una lente de 3.7 cm, Galileo pudo observar los cuatro satélites de Júpiter, las fases de Venus y los anillos de Saturno.

En 1610, Galileo hizo descubrimientos revolucionarios con su telescopio. Casi 200 años después, William Herschel, descubridor de Urano, construyó un telescopio para el rey de España. Este telescopio tenía un espejo primario de alrededor de 60 cm, el cual aún se conserva en el Observatorio Astronómico Nacional de Madrid.

La importancia de estos descubrimientos llevó a que dos de los telescopios más grandes del Observatorio del Roque de Los Muchachos, en La Palma, llevaran sus nombres: el Telescopio Nazionale Galileo (TNG) y el William Herschel Telescope (WHT). Estos telescopios poseen espejos de 3.56 m y 4.2 m de diámetro, respectivamente.

La astronomía nos ha enseñado que el tamaño importa. Cuanto más grande es el diámetro de la lente o del espejo primario de un telescopio, mayor es la cantidad de fotones que puede recoger, lo cual nos permite ver objetos más débiles y distantes. El telescopio de Herschel para el rey de España recolectaba aproximadamente 300 veces más fotones que el de Galileo.

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