El buque insignia catalán

Aquella fue, según cuenta ahora, una experiencia de sentimientos encontrados, en la que «como director quedé fascinado por las posibilidades que el espacio permitía, pero como autor sentí pánico, porque pensé que ningún dramaturgo catalán vivo llegaría a ver un texto suyo representado en esa sala. Era demasiado grande y nosotros carecíamos de la ambición y la preparación necesarias para hacer obras allí».

Pero las cosas cambian, «nuestra dramaturgia ya no tiene nada que envidiar a ninguna de las dramaturgias vivas de cualquier parte del mundo» y Belbel, «tranquilo y en paz», dice adiós a la dirección artística del TNC con una temporada 2012-13 en la que serán precisamente los nuevos autores catalanes los que brillarán en aquel espacio que un día él dio como imposible.

Cuatro jóvenes dramaturgos, Albert Espinoza, Marc Rosich, Jordi Casanovas y Pere Riera -todos ellos menores de 40 años- serán los encargados de cambiar la tendencia de un escenario que, hasta ahora, sólo había abiertos sus puertas a un único autor catalán vivo, Josep Maria Benet i Jornet. «La Sala Gran necesita una ambición de espacio, a nivel dramatúrgico y a nivel de personajes, y las nuevas generaciones la tienen, porque han nacido sin la losa del somos pobres y pequeños», señaló Belbel.

Así, de Espinoza podrá verse Els nostres tigres beuen llet, una historia sobre la familia y la relación entre padres e hijos, mientras que de Casanovas se repondrá Una història catalana. En programación de fin de semana, Rosich intentará atraer a los espectadores más jóvenes con un espectáculo con música de Guille Milkyway y con Beth Rodergas como cantante protagonista.

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