El absurdo del día a día

El entusiasmo y la pasión con la que habla desmienten su convalecencia. Acaba de salir de una larga internación. La contaminación de Barcelona, una gripe A y su condición de ex fumadora conspiraron en una infección pulmonar severa. Pero ni rastro queda de eso escuchándola. Claro, habla de literatura. De la suya, por añadidura. 

La palabra es el motor vital de la hispano uruguaya Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941). Un motor que ronronea como un Rolls-Royce y mejora con los años. Por eso la autora está de vuelta con una maravilla bajo el brazo titulada Habitaciones privadas (Menoscuarto Ediciones), premio NH-Mario Vargas Llosa de Relatos. «Escribo hasta en el hospital», comenta y no bromea. En una de sus últimas experiencias hospitalarias observó que «todos los moribundos o enfermos graves llaman a su madre». Apunte que transformó en composición de un poemario acabado que guarda en la chistera.

Lo cierto es que los relatos de Habitaciones privadas datan de 2008 y 2009. Y quizá por eso evoquen subrepticiamente sus dos últimos libros de poemas: Playstation y Habitación de hotel. «Están escritos en las mismas fechas y comparten cierta atmósfera, un sustrato ideológico o una visión parecida», concede. Pero en este caso, las estancias veladas que refiere el título cubren una decena de variantes, desde la habitación de un club de alterne de carretera perdido En un lugar de la Mancha… que abre el volumen o el estudio donde un anodino empleado bancario se juega cada noche su postrera felicidad al solitario del ordenador, hasta el comedor de un lujoso hotel donde indiscretos oncólogos bromean sobre la efectividad de un nuevo fármaco, cuyo laboratorio los ha invitado al dispendioso congreso, o el aula en la que un profesor de zoología quizá demasiado fervoroso departe sobre los misterios fisiológicos del celo y la reproducción. 

La unidad del conjunto viene dada por «la mirada sobre el absurdo de la vida cotidiana», dice la autora, «y por cierta crítica al capitalismo» que destilan todos los cuentos. Otro punto de contacto es que se tratan «de ficciones que nada tienen que ver con la experiencia personal de Cristina Peri Rossi», dice la escritora. 

En todo caso, dos ejes temáticos cohesionan aún más la trama de narraciones: la soledad y el dinero. «La soledad es el gran tema del siglo XX porque nace de la náusea: el fracaso de la cultura occidental frente a los instintos fundamentales, es decir, la guerra», concede. «Pero ahora bajo el capitalismo tardío la soledad es fruto del fracaso de la comunicación interpersonal, infantilizada por los nuevos medios tecnológicos», explica la autora que confiesa sentir miedo ante las redes sociales. «Necesito tocar al otro para comunicarme», dice. Y vaya si tocan sus relatos.

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