El chorizo Jose Blanco
La cita fue en la gasolinera. Un empresario en apuros quedó con un ministro del Gobierno de Zapatero. Fue el sábado 5 de febrero, en la estación de servicio de Guitiriz (Lugo), donde un coche con los cristales tintados, seguido de un vehículo policial de escolta y precedido por una unidad de la Guardia Civil, recogió a un hombre de negocios angustiado por sus intereses. Puesta en marcha nuevamente la comitiva, el original pasajero solicitó al entonces ministro que hiciera una serie de gestiones ante Sanidad para acelerar la comercialización de sus productos farmacéuticos.
Hasta aquí, lo que podía ser perfectamente el guión de una de Torrente, es lo único reconocido por José Blanco, ex ministro de Fomento, respecto a su relación con el empresario Jorge Dorribo. Pero hubo más secuencias en esta historia, y ese más (no admitido por Blanco) es lo que ha decidido investigar el Supremo al procesarlo por entender que existen indicios de que recibió «entregas de dinero» y realizó «gestiones personales ante organismos públicos» a favor de empresarios próximos a él.
Y es que, según denunció el propio Dorribo, antes de subirse ese día en el todopoderoso coche del aún número 2 del PSOE, se reunió media hora antes en la cafetería de la gasolinera con Manuel Bran, primo de Blanco, para entregarle 200.000 euros en efectivo con el objeto de que se hicieran gestiones a su favor. Según esta versión, una vez que Bran contó el dinero, entregado dentro de un sobre en billetes de 500, se levantó y esperó en la barra la llegada del ministro.
Blanco apareció minutos después, conversó en la barra con Bran, se acercó a la mesa donde estaba Dorribo, se saludaron y juntos salieron para meterse en el coche oficial rumbo a una comida con empresarios gallegos.
Este plano secuencia, ya más propio de El Padrino que del esperpéntico «brazo tonto de la ley», es negado en su totalidad por el socialista, quien ha afirmado tener «la seguridad de que la investigación va a clarificar las falsas acusaciones y se va a esclarecer la verdad». Sin embargo, algo muy grave han tenido que ver en el Supremo (y no sólo las denuncias del también imputado Jorge Dorribo) al señalar en su auto que «la exposición razonada (de la jueza de Lugo) transcribe declaraciones sumariales, correos electrónicos, proyectos de recogidas de medicamentos, facturas, transferencias, transcripciones de comunicaciones telefónicas judicialmente intervenidas y mensajes SMS que permiten inferir indiciariamente una serie de entregas de dinero al aforado… presuntamente a través de su pariente Manuel Bran…».
Todo de película. Como diría, en uno de sus típicos diálogos chuscos, el personaje de Santiago Segura: «Pepiño, tienes el futuro más negro que...».
Hasta aquí, lo que podía ser perfectamente el guión de una de Torrente, es lo único reconocido por José Blanco, ex ministro de Fomento, respecto a su relación con el empresario Jorge Dorribo. Pero hubo más secuencias en esta historia, y ese más (no admitido por Blanco) es lo que ha decidido investigar el Supremo al procesarlo por entender que existen indicios de que recibió «entregas de dinero» y realizó «gestiones personales ante organismos públicos» a favor de empresarios próximos a él.
Y es que, según denunció el propio Dorribo, antes de subirse ese día en el todopoderoso coche del aún número 2 del PSOE, se reunió media hora antes en la cafetería de la gasolinera con Manuel Bran, primo de Blanco, para entregarle 200.000 euros en efectivo con el objeto de que se hicieran gestiones a su favor. Según esta versión, una vez que Bran contó el dinero, entregado dentro de un sobre en billetes de 500, se levantó y esperó en la barra la llegada del ministro.
Blanco apareció minutos después, conversó en la barra con Bran, se acercó a la mesa donde estaba Dorribo, se saludaron y juntos salieron para meterse en el coche oficial rumbo a una comida con empresarios gallegos.
Este plano secuencia, ya más propio de El Padrino que del esperpéntico «brazo tonto de la ley», es negado en su totalidad por el socialista, quien ha afirmado tener «la seguridad de que la investigación va a clarificar las falsas acusaciones y se va a esclarecer la verdad». Sin embargo, algo muy grave han tenido que ver en el Supremo (y no sólo las denuncias del también imputado Jorge Dorribo) al señalar en su auto que «la exposición razonada (de la jueza de Lugo) transcribe declaraciones sumariales, correos electrónicos, proyectos de recogidas de medicamentos, facturas, transferencias, transcripciones de comunicaciones telefónicas judicialmente intervenidas y mensajes SMS que permiten inferir indiciariamente una serie de entregas de dinero al aforado… presuntamente a través de su pariente Manuel Bran…».
Todo de película. Como diría, en uno de sus típicos diálogos chuscos, el personaje de Santiago Segura: «Pepiño, tienes el futuro más negro que...».
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