BunnyYeager la fotógrafa del pin-up
Hizo su particular revolución feminista, primero en las
pasarelas, después retratando la sensualidad femenina. En su cámara oscura
dibujaba con ráfagas de luz los contornos desnudos de las que, como ella,
desfilaban en los podios de la moda, pero también ensalzó los cuerpos de
belleza ordinaria.
Pocas mujeres se negaron a ser inmortalizadas por BunnyYeager. Las convencía y les daba la confianza suficiente como para que dejaran
de temer a la cámara.
La fotógrafa popularizó el desnudo femenino incluso antes
de que las imágenes de célebres fotógrafos como Helmut Newton o Robert
Mapplethorpe decoraran las galerías de arte.
Aquí reside parte del valor de la obra de esta modelo y
retratista norteamericana, fallecida a los 85 años en un hospital de Miami. Su
legado va más allá del papel revelado. Revolucionó el mercado fotográfico y
convirtió en moda las instantáneas de mujeres desnudas y en biquini, en actitud
sugerente e ingenua a la vez.
Fue la maestra del Pin-up e hizo famosa a la modelo estadounidense
Bettie Page, conocida por este tipo de retratos que ayudaron a elevar la moral
del soldado estadounidense en la II Guerra Mundial.
Esta fue la época dorada
del pin-up. Las fotos llegaban puntuales a todos los frentes de batalla en
revistas como Life o Yank y los militares las llevaban consigo como si fueran
amuletos.
Lennea Eleanor Yeager nació en Pennsylvania en 1929. Cuando
se trasladó a Miami con su familia empezó su carrera al otro lado del objetivo.
En la pasarela fue una de las profesionales más reconocida en los años 40.
Después, para completar sus ingresos, empezó a hacer fotos. De día modelo, por
las noches recibía clases para aprender a disparar.
Comenzó a retratarse a sí misma y recopiló sus imágenes en
un libro (How I photograph myself). Después hizo de Bettie Page su musa.
Su
obra se ha expuesto en galerías de arte de todo el mundo y ha influido en
artistas conceptuales como Cindy Sherman. También publicó en la revista
Playboy, donde "pagaban mejor que en ninguna otra: 100 dólares por foto",
contaba.
Yeager retrató a modelos y amas de casa. Mujeres corrientes
elevadas a portada de revista. Su cámara oscura captaba una sensualidad
natural, quizá porque, según confesaba, su objetivo "no era despertar los
deseos masculinos", sino revelar la belleza tal y como la veían sus ojos.
"Todas querían posar para mí porque sabían que no iba a
aprovecharme de ellas", bromeaba en una entrevista concedida a la agencia
AFP el año pasado.
Las mujeres sucumbían a su cámara, sin presiones, en una
época en la que este tipo de fotografía no estaba a la orden del día. Se
sentían cómodas exhibiéndose ante ella porque "no las obligaba a posar si
no querían", según Yeager.
También hizo algún cameo en el cine. Interpretó a una
masajista sueca en una película en la que compartía reparto con Frank Sinatra.
Se casó dos veces y tenía dos hijos y cuatro nietos.
A sus 89 años confesaba
que aún sentía un cosquilleo cuando trabajaba en un nuevo proyecto, como niña
con zapatos nuevos esculpiendo cuerpos con su lápiz de luz.
Autora de varios
libros, en su casa guardaba varias fotografías inéditas no expuestas y las
había recopilado en un tomo que se iba a lanzar el próximo mes de septiembre.
Justo en otoño, cuando se cumple el 60 aniversario de la primera vez que Bettie
Page se sentó frente a su cámara.
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