La senadora anti-viagra

Por eso ha decidido hacerles probar su propia medicina presentando en el Capitolio de Ohio un proyecto de ley para restringir el uso de la Viagra. Se antoja imposible que la iniciativa salga adelante porque los demócratas están en minoría desde los comicios de 2010.

Pero la senadora Turner está satisfecha porque ya ha alcanzado su meta: denunciar que los legisladores republicanos dedican demasiados desvelos al aparato reproductivo de la mujer. 

El proyecto de Nina Turner no tiene desperdicio. El preámbulo alerta de los peligros de los medicamentos contra la disfunción eréctil y explica que la norma se propone regular su consumo entre los ciudadanos.

El texto exige al menos dos exámenes médicos para demostrar que los síntomas del paciente son el fruto de un problema físico y obliga a ambos a incluir un informe completo de las causas de la impotencia del paciente. El proyecto legislativo exige a los urólogos que registren el examen y que lo mantengan al menos durante siete años en el historial médico del paciente.

«Los hombres en nuestras vidas, incluidos los miembros del Senado de Ohio, dedican su tiempo con generosidad a los asuntos fundamentales de la reproducción femenina», explicó Turner al presentar el proyecto, «lo menos que podemos hacer es devolverles el favor y tomar las medidas necesarias para resguardar a los hombres vulnerables de los efectos secundarios perjudiciales de estos medicamentos». 

El objetivo de Turner es denunciar los excesos de los legisladores en estados como Oklahoma, Idaho o Pensilvania. Algunos tan polémicos como la norma que exige en Virginia someterse a una ecografía a aquellas mujeres que quieran abortar o como el proyecto que se propone prohibir en Ohio el aborto desde el instante en el que el corazón del feto empieza a latir. «Debemos defender la familia tradicional y proteger la santidad de la procreación», explicó Turner con sorna, «asegurarnos de que los varones que usan Viagra son personas estables, educados y saludables y que conocen todas las opciones incluido el celibato». 

No es el único proyecto-denuncia que se ha presentado en los últimos meses. Uno aboga en Misuri por prohibir la vasectomía en cualquier caso menos cuando está en juego la vida del paciente y otro defiende, en Virginia, que los varones se sometan a exámenes anales para lograr medicamentos contra la impotencia. La senadora demócrata Constance Johnson (Oklahoma) llegó a proponer una enmienda comparando a las mujeres que abortan con los hombres que malgastan esperma y la concejal Loretta Walsh (Delaware) presentó una resolución declarando que cada óvulo y cada espermatozoide eran sujetos de pleno derecho. 

A los grupos antiabortistas no les gustan leyes como la de Turner porque creen que frivolizan un asunto demasiado serio. Pero la senadora dice que no le importa porque los republicanos han llegado demasiado lejos: «Ha llegado la hora de combatir el fuego con el fuego. Es una vergüenza que los candidatos hayan decidido que lo más importante es regular lo que ocurre en el útero de una mujer. Aquí tenemos problemas reales y esos son los que deberían abordar».

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